El Bierzo es una comarca amenazada por los macroproyectos de energía renovable. Una plaga que la recorre amenazando con destruir las pocas fuentes de riqueza que nos permiten vivir en ella. No hay zona, en cualquiera de sus puntos cardinales donde no zumbe su amenaza.
Pareciera que en el cierre de la campaña electoral se podían contener un poco para no espantar el voto, pero ha sido al revés: ‘El BOP publica la documentación para la instalación de 5 parques solares y un parque eólico que afectarían a 9 municipios del Bierzo’
¿Macroproyectos?
Un caso típico de como evaluar la justicia en la transición energética.
En las grandes ciudades con muchos polígonos y tejados públicos, con muchas vías de tránsito, con grandes plazas y espacios deportivos pueden hacer muchas macroplantas fotovoltaicas. Pero no se hacen, a pesar de las dificultades que tienen los bloques de pisos para el autoconsumo o comunidades energéticas.
Ven muy bien las macroplantas en zonas rurales en las que se usa preferentemente terreno agrícola o que debiera protegerse por su biodiversidad o riqueza paisajística, esos lugares de donde sale la poca riqueza económica de los pueblos.
Entonces lo relevante no es la proximidad de la generación, sino la estética urbana, un derecho que no parece ser para los pueblos.
¿Porque solo hay macroproyectos en los pueblos?.
Porque el mundo urbano solo ve en ellos zonas extractivas: minería, canteras, agricultura, ocio exclusivo (caza, hoteles de lujo, estaciones de esquí).
Las zonas rurales no tienen derecho a decidir sobre su territorio. Son a ojos de grandes empresas y grandes consumidores zonas de sacrificio.
¿Macroproyectos?... Si, ¡donde no hagan daño!.
Deben decidir los habitantes del territorio afectado que somos precisamente los que menos contamos.
Así si será Transición Energética Justa, y no la falseada discusión de si o no a los macroproyectos.